
Favorece el desarrollo de su cerebro.
Los niños pequeños aprenden a través de sus sentidos: viendo, oliendo, tocando y probando. Cuando juegan con comida, aprenden formas, colores, texturas e incluso palabras. Según un estudio, los niños pequeños que jugaban con comida aprendían palabras sobre su textura (como “suave” o “blando”) más rápido que los niños que no lo hacían.